La sostenibilidad energética es de suma importancia en nuestra búsqueda de un planeta próspero y habitable. Garantiza un suministro de energía confiable a largo plazo y al mismo tiempo minimiza los impactos ambientales, sociales y económicos negativos. Las fuentes de energía sostenibles, como las energías renovables y las tecnologías eficientes, reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, combaten el cambio climático y mejoran la calidad del aire. También promueven el acceso y la seguridad a la energía, reduciendo las tensiones geopolíticas. La sostenibilidad energética fomenta el crecimiento económico, la creación de empleo y la innovación, fomentando un futuro energético resiliente y equitativo que equilibre las necesidades de las generaciones actuales y futuras y al mismo tiempo proteja el medio ambiente.